A los 77 años, Dídac Polo sigue demostrando que la vida, cuando se entrega, se expande. Ni el metotrexate, ni las limitaciones, ni el paso del tiempo frenan a quien ha decidido vivir con plenitud, alegría y propósito. Su día a día es una prueba de que servir da vida, y de que la ilusión, cuando se cultiva, rejuvenece.
Esposo, padre de tres hijos y abuelo de cinco nietos, Dídac encuentra en la familia su primera misión y su mayor gratitud. Desde ahí, todo se multiplica.
En el ámbito creativo y digital, mantiene tres canales de YouTube con más de 1.300 vídeos, donde comparte fe, cultura y vida. Sus dos blogs —Tu Nombre es Santo y Credo de la Iglesia— acercan a cientos de personas la figura de los santos, los profetas y las enseñanzas del Papa León XIV.
La cultura también late en el Club Alfabia, que acude semanalmente, y cada domingo su voz se suma al coro parroquial de Santa Catalina Thomás, llenando de música la liturgia. Colabora con el Episcopado, filmando las actividades de Vida Creixent, y mantiene vivo el proyecto Podcast-Cristal, con más de 50 reflexiones que despiertan, acompañan y alientan.
Su vida social y deportiva también florece: juega tenis cada miércoles con un grupo de amigos con quienes comparte deporte, humor y almuerzos entrañables.
Es, además, el alma de las Tertulias Cristal, un espacio de diálogo donde ya han participado más de 110 profesionales de alto nivel. Una iniciativa que, junto con su colaboración con la Fundación CARF, refleja su deseo constante de aportar luz, criterio y fe al mundo.
Y todo ello lo comparte con generosidad en redes: Twitter, Instagram, Facebook, WhatsApp, TikTok y Telegram… porque para Dídac, comunicar es servir.
Esta es la vida de un hombre que no se rinde, que no se detiene, que no se jubila del alma.
Un hombre que cada día decide empezar de nuevo, con ilusión, con fuerza y con la certeza de que la mejor edad para vivir plenamente… es hoy.




















